En cualquier instante nos encontramos con todo aquello a lo que supuestamente nos hallamos acostumbrados o inmunizados en nuestra existencia urbana: la desproporción, la masificación, la confusión o el exceso de vehemencia (es también una admirada patología), la multidireccionalidad, la ambigüedad, la multiplicidad y riqueza de registros que expresan ideas dudosas.

En el simple hecho de la existencia en lo cotidiano existe un elemento omnipresente, distinguible allá donde queramos depositar la atención: aquello que no controlamos, que no contenemos, que no abarcamos, que nos hipnotiza, aquello de lo que huimos y aquello que nos atrapa.Incluso en su oposición: la extremada reflexión en las acciones, expresiones y metodologías.
Hablamos de las estrategias sociales orquestadas y planificadas al milímetro en pos de un objetivo claro (la nomenclatura utilizada en el entorno del marketing está recurrentemente sacada de la metódica y sintaxis bélica) encontramos la concepción desproporcionada.
La magnitud objetual insostenible, la explosión continua de fuegos y significados artificiales destinados a ignorar o bien perder conciencia crítica para con lo que nos rodea, con el tiempo y el espacio en que se desarrolla nuestra vida, incluso en aquellas bienintencionadas ; en todo ello es axiomática la incontinencia.
Arquitectónica, física, empresarial, verbal, tecnológica, sexual, emocional, musical, mediática, política, monetaria, telemática, identitária; por supuesto: artística.
En nuestro acercamiento semántico, este concepto no es tan solo denigrado como hecho malicioso, como trastorno, en el que la desproporción es malformación y, por extensión, peligro unívoco. La misma fe en la proporción es como una historia de amor con una idealización que siempre está por llegar, es la sumisión del mundo a intereses particulares y, por lo tanto, una autodosificada sedación para sortear sus olas, una reducción del mar en estanque. Otra incontinencia, pues, presencia ambigua.

Es precisamente en esta incontinencia que se articula la determinación a realizar este trabajo, junto con todos aquellos que lo preceden y los que lo seguirán. La incontinencia es una expresión ambivalente, que denota al mismo tiempo la dificultad y la vergüenza por la mancha que se extiende por nuestra ropa y gotea en el suelo, como la dignidad y el humor que se escapan del hecho de articular la exposición alrededor de este nodo.

Socias2, 2011